una gigantesca sombra y una herida profunda
que desangra lento y me mata sin piedad.
Su figura no se borra,
se esconde en la oscuridad.
Aparece sigilosa entre sueños,
a tocarme tímidamente,
acaricia lento mis cabellos,
besa con prudente distancia mi frente
para no despertarme y se va.
De día me sigue a donde vaya
sin dudar,
se disfraza de colores,
y por más que la quiera camuflar
su imagen que es gris ceniza
ha transformado mi vida
en fingidas sonrisas, alegrías no sentidas.
y me ha sumergido en un pozo de tremenda soledad
Su sombra me persigue
y aunque diga lo contrario
no puedo olvidarlo
y mucho menos dejarlo de amar
pese a que transformó mi vida,
siendo hoy una colosal sombra de oscuridad,
habita en mi alma... eclipsándola.
©, 2018,Miriam Santillán, Córdoba, Argentina

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