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sábado, 16 de mayo de 2020

El cuento de nunca acabar


Tacones altos,
medias finas negras,
un sacón refinado de plumas,
aretes y joyas de mucho valor,
una cara muy bien maquillada,
peinado ostentoso,
restaurantes de lujo,
hoteles y lugares fastuosos,
esa vida le complacía a ella, 
su mujer,  la que comparte con él sus días
un simulacro de belleza exterior


La que él verdaderamente ama,
 es una mujer diferente,
es otra, a la que no la puede exponer.
La que gusta vestir de jean gastados, rotos,
de peinado simple o cabello revoltoso,
ninguna joya le agrada, ni siquiera las de fantasía.
La de lugares  simples,
donde la naturaleza  habla y canta
susurrando himnos al amor,
esos son los detalles  que saborea,
 Zapatillas  viejas, ojotas, zapatos comunes,
dependiendo el lugar al que asista
se viste mejor, dependiendo la ocasión,
sin ninguna vanidad,
nada para mostrar más que su simpleza al andar, 
comportarse, educación y respeto al  hablar.


Esas son las diferencias,
entre la que él lleva  de la mano y la que ama.
La maquillada y la sin careta.
La sin alma, la que se place en la opulencia,
y la desnuda, pero no sin ropa, 
la pura,  casi mendiga,
llena de ilusiones y fantasías,
completa de magia  y hechicería en su mirada.

La que disimula todo,
la que no tiene alma visible,
de doble cara y maquillaje  costoso,
la farsante ante la sociedad,
la que llora de desamor  en soledad,
 rodeada de  lujos y gente a quien mandar,
que daría todo lo que tiene por ser la amada.

La otra, la que supuestamente no tiene nada,
la que solo tiene amor
y una gran sonrisa en su cara,
la no exhibida ante la sociedad,
por ser diferente
 la que no encaja,
en el ambiente de la crueldad,
en el vacío de las riquezas
en las sonrisas fingidas,
amiguismos adulterados de conveniencias.


Ella, ella es la que es feliz con poco.
sin zapatos de finos tacos
ni medias negras perfumadas.


Esa a la que llaman pobre, es a la que él ama
más no la puede ni siquiera nombrar,
porque no encaja en lo que ellos llaman su comunidad.-


Sintetizando diría: la reina y la cenicienta
del cuento de no acabar.

© 2020 Miriam Santillán, Córdoba, Argentina.


zapatos negros


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